Tour de la Iglesia

“«La puerta de la fe» (cf.He 14,27), que introduce en la vida de comunión con Dios y permite la entrada en su Iglesia, está siempre abierta para nosotros. Se cruza ese umbral cuando la Palabra de Dios se anuncia y el corazón se deja plasmar por la gracia que transforma. Atravesar esa puerta supone emprender un camino que dura toda la vida”. Porta Fideo (2011) #1

Las puertas de una iglesia simbolizan el entrar en la vida con Dios por medio de la Iglesia que él estableció para la salvación eterna. El Rito del Bautismo empieza en esas puertas cuando el celebrante le pregunta a los padres qué nombre le quieren dar a su hijo. Cuando los fieles pasan por esas puertas cada domingo, ellos recuerdan ese cambio de lo ordinario, del mundo secular a un lugar sagrado separado de manera especial para la adoración a Dios.

Las puertas de OLMC son de trece pies (cuatro metros) de alto y cada una pesa aproximadamente 1,000 libras (454 Kg.). Están construidas de madera cubiertas con cobre. El ángel Gabriel está representado en la parte exterior de la puerta con la cara de la Santísima Virgen María como fondo. Las manijas tienen la forma de las alas de un ángel. El ángel Gabriel anunció a María que había sido escogida para ser la madre del Mesías. A menudo se le llama a María como puerta o portal en las oraciones tradicionales católicas. Por su humilde sí al ángel, la Palabra se encarnó y Dios habitó entre nosotros. Nos recuerda que Cristo desea encarnarse en nuestras vidas. ¿Diremos “sí” como María lo hizo?

Las flores de narciso en la túnica de Gabriel relacionan la imagen a Monte Carmelo, donde esas flores crecen. María es “la flor del Carmelo”, pura y bella. Somos llamados a purificar nuestros corazones y así poder ver a Dios.

La entrada en su totalidad representa la entrada en una cueva. La cueva es un santuario, un lugar de refugio. El profeta Elías se refugió en una cueva en el monte Horeb. Vinieron un huracán, un terremoto y un rayo... pero el Señor no estaba en ellos. Él estaba en el murmullo de una suave brisa (1 Re 19,11-12). Necesitamos el silencio para escuchar a Dios. Cuando entramos en la iglesia, nos callamos para lograr un diálogo íntimo con nuestro amante Dios.

Conforme camina por el pasillo de entrada, su vista es inmediatamente atraída a la imponente pila bautismal. La parte principal de la pila tiene la forma de un sarcófago y está cubierta con granito negro. En el bautismo, compartimos en la muerte y resurrección de Cristo. “Por el bautismo, fuimos sepultados junto con Cristo para compartir su muerte, y, así como Cristo fue resucitado de entre los muertos por la Gloria del Padre, también nosotros hemos de caminar en una vida nueva” (Rom 6,4). El interior de la fuente y el piso que la rodea están adornados con vidrio fundido con la forma de un remolino. Esto significa el ser llevados a Jesucristo por el bautismo. Cuando nos bendecimos con agua bendita de la pila, recordamos nuestro bautismo en Dios Trino. Renovamos nuestras promesas bautismales, rechazamos el mal y profesamos nuestra fe católica.

El pilar con el tazón comparte de la misma agua que la parte principal de la pila y forman en conjunto una sola pila. Éste se usa para el bautismo de infantes, mientras que la parte principal se usa para bautizar adultos por inmersión. El tazón está bellamente hecho a mano e incluye una paloma engravada representando al Espíritu Santo que apareció sobre Jesús en su bautismo en el río Jordán, y que viene a habitar en los bautizados cristianos.

Las paredes alrededor de la pila tienen grandes ventanas que dan una sensación de apertura y trascendencia. La vida del cristiano, aun estando en la Tierra, participa en la realidad eterna del cielo.

Cuelgan sobre la pila doce candeleros. Esto nos recuerda a las Doce Tribus de Israel, los doce apóstoles, y la mujer en el Apocalipsis, capítulo 12, que lleva una corona con doce estrellas. Esta mujer simboliza tanto a la Santísima Virgen María como a la Iglesia.

A un lado de la pila está el Cirio Pascual y el nicho donde se guardan los aceites bendecidos que se usan en los Sacramentos. El Cirio Pascual se enciendo durante la Pascua, los bautismos y los funerales. Representa a Cristo como la Luz del Mundo.

Un altar es una mesa donde se ofrecen los sacrificios. En la Misa, el sacrificio de Cristo se hace presente cuando un sacerdote válidamente ordenado dice la Oración Eucarística. El altar tiene que ser el foco central del diseño de una iglesia.

El altar de OLMC alude a un evento importante en la historia de Israel que involucra al profeta Elías. Como Elías es el patrón de la orden de los carmelitas, muchos aspectos del diseño de la iglesia evocan a Elías. En el Libro de los Reyes, capítulo 18, se cuenta el reto que hizo Elías a los profetas del dios pagano Baal. Él y ellos construirían un altar, ofrecerían sacrificios y orarían para que su dios mandará fuego y consumiera el sacrificio. Cuando los profetas de Baal oraron nada pasó. Elías entonces construyó un altar de doce piedras (representando las Doce Tribus de Israel). Seguramente utilizó caliza, así que la parte de arriba de nuestro altar está hecha de caliza de Botticino. Antes de orar a Yavé, Elías hizo que se rociara agua sobre el altar. Esto se muestra con los grabados en los cuatro lados del altar de agua corriendo. Finalmente, Elías le pidió a Dios que enviara fuego para consumir su sacrificio, y éste cayó. Esto se muestra en el patrón de llamas que tienen los paneles de caoba a los lados del altar.

El “río” de caliza fluye del altar a la pila bautismal. Representando no solamente el agua que fluyó del altar de Elías cuando venció a los profetas de Baal, sino también la sangre y agua que fluyó del costado de Jesús en la cruz. Esta corriente has sido interpretada como símbolo de la gracia en los Sacramentos.

La parte de arriba de la mesa tiene grabada una cruz sobre toda su superficie, así como también cuatro pequeñas cruces en cada esquina. El monograma IHS es una abreviatura del nombre de Jesús en griego usado antiguamente en las catacumbas cristianas y popularizado por St. Bernardino de Sien en el siglo XV.

Las vigas de la cruz cubren todo lo ancho y largo del retablo y son de nogal. Las letras griegas Alfa y Omega están a la izquierda y derecha de las vigas horizontales. Estas letras son la primera y la última del alfabeto griego. En el Apocalipsis, Jesús dice: “Yo soy el Alfa y el Omega, el Primero y el Último, el Principio y el Fin” (Ap 22,13). El Espíritu Santo desciende como una paloma en la parte superior de las vigas verticales.

El corpus (cuerpo) de Jesús es de casi trece pies (cuatro metros) de altura. Su cabeza está ligeramente inclinada y sus ojos están abiertos, atrayendo a los miembros de la asamblea como si les estuviera viendo directamente.

¿Palmas o muñecas? Muchos parroquianos han preguntado por qué nuestro crucifijo tiene a Jesús clavado en las muñecas y no en las manos como se acostumbra verlo en la mayoría de las imágenes de la crucifixión. En el libro del año 1950 Un Doctor en el Calvario, el médico francés Pierre Barbet argumentaba que los clavos en las manos no podrían haber soportado el peso de un cuerpo en la cruz. Él propuso la teoría de que los clavos se deben de haber clavado en la parte hueca de arriba de la muñeca conocida como el espacio Destot. Esto coincide con el lugar de las heridas en el Manto deTurín, que muy probablemente es una reliquia de la muerte de Jesús. Pero ¿y las referencias en la Biblia de las heridas de Jesús en sus manos? Hemos de recordar que el Nuevo Testamento fue escrito en griego, no en español. La palabra griega cheir que se traduce como mano en realidad incluye también la muñeca.

¿Los pies calvados por separado? Las representaciones más antiguas de la crucifixión de Jesús tienen los pies clavados por separado. No fue sino hasta el siglo XIII que los artistas occidentales empezaron a representarlo con un pie encima del otro y un solo clavo a través de ambos. La iconografía oriental continúa mostrando los pies de Jesús clavados por separado.

¿Los brazos hacia el frente? En nuestro crucifijo, los brazos de Jesús no están planos contra las vigas de la cruz, sino que están separados hacia el frente, suspendidos en el aire. Esta es una manera artística de mostrar a Jesús abrazando a la humanidad desde la cruz.

Aunque naturalmente queremos saber específicamente lo que realmente pasó hace dos mil años, es importante tener en mente que el arte cristiano a través de los siglos a representado las escenas bíblicas de muy variadas maneras. El arte no se preocupa por la representación histórica exacta. Consideren la imagen milagrosa de Nuestra Señora de Guadalupe. María está representada como una princesa Azteca para así comunicar ciertas verdades de tal manera que el pueblo azteca las pudiera entender. Si Dios mismo se da licencia artística, no deberíamos quejarnos si los artistas humanos hacen lo mismo.

Un retablo es algo decorativo atrás del altar de una iglesia. Nuestro retablo está compuesto del crucifijo, el tabernáculo, paneles de madera y un vitral. Anteriormente se había explicado el crucifijo y posteriormente explicaremos el tabernáculo. Aquí explicamos los paneles de madera y el vitral.

Los paneles de madera centrales forman un monte Carmelo triangular. Este monte es una cordillera en el norte de Israel cerca del mar Mediterráneo. El nombre “carmelo” en hebreo tiene varias derivaciones que unidas defines un jardín fértil, paraíso de Dios y el Edén. La Biblia menciona la belleza y riqueza de vegetación de Carmelo. “Yo haré volver a Israel a su corral y comerá el pasto en el Carmelo...” (Jer 50,19).

​La belleza y fecundidad del Carmelo representan las mismas características de la Santísima Virgen María. La flor del narciso se da en Carmelo. “Que se llene de flores como junquillos, que salte y cante de contenta. Pues le han regalado la grandeza del Líbano y el brillo del Carmelo y de Sarón” (Is 35,2). Pueden ver los pétalos de flores del narciso pintados en blanco y los bulbos tienen hojas en dorado.

Vides de uva floreciendo se destacan también en todos los paneles de madera. Cuando la vid florece y antes de producir uvas, libera una agradable fragancia, la cual se asocia con la Santísima Virgen María.

A la izquierda de la cruz se ve la Creación: el y la luna, el cielo, el mar y la tierra, y las creaturas que viven en ella. Adán y Eva están abrazándose y fusionados en una unión íntima. “Por eso el hombre deja a sus padres para unirse a una mujer, y formar con ella un solo ser” (Gen 2,24). Por su muerte y resurrección, Jesús renueva la Creación y hace todas las cosas nuevas.

El azul del vitral circular es un remolino de aire y agua y luz recordándonos cuando Jesús dijo: “atraeré a todos a mí” (Jn 12,32). Los tonos de azul claro nos recuerda cuando Dios se manifestó a Elías en una suave brisa (1 Re 19,12). Los vidrios transparentes y rojos representan el agua y la sangre que salió de Cristo cuando le abrieron el costado con una lanza (Jn 20,34).